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ALEJEMOS A LOS NIÑOS DE LAS PANTALLAS

Voy a mostrar una breve carta escrita por mi abuelo, hace 86 años atrás, cuando él tenía diez. Escribe a su mamá, que en el minuto se encontraba de viaje visitando a un familiar en Curicó.

 

Puerto Montt, 28 de octubre de 1929


Querida mamacita:


Empiezo esta carta contándole un poco sobre la casa. Aquí estamos bien. El abuelito nos mandó dos cajones de fruta, uno era de espárragos y otro de huesillos.


Raul ha mejorado un poco su genio. Un caballero de Calbuco regaló al papá un cajón de conserva de mariscos. Papá dijo que lo guardaran para el invierno. En el colegio el 31 de octubre vamos a tener un acto de religión. A mí me dieron el papel de gato (rubio marrón maqui) en un fábula titulada “El esquilón y el gato”. Este trozo es el que tengo que decir: “¡Linda pieza! ¿No es rareza, que con tanto, són de Santo, nunca al templo, dando ejemplo, descendió tu beatitud? Miaú, miaú, así digo, que conmigo, tu palabra, poco labra, pues no tiene, lo que viene, a dar peso a la virtud, miaú miau”.


Aquí la extrañamos mucho. Huguito come ahora mucho, pero a pesar de eso sigue flaco de las piernas. En los estudios voy bien gracias a Dios. ¿Cómo está usted? ¿Cómo lo pasa? Hábleme algo sobre Eduardo, la Ana y sus niñitos. Creo que usted no estará mal, ojalá esté bien. Ojalá vuelva pronto. Casi todos los espárragos están en conserva. La fiesta de la primavera fue muy bonita y fue el 25-26-27. La reina de aquí estuvo en Puerto Varas y la de Puerto Varas estuvo aquí. La reina fue la Angélica Montealegre y se llamó Angélica I. El payaso que más me gustó fue Shoruppa y después los japoneses y japonesas. Hubo, como siempre, mucha serpentina y hasta se elevaron globos y se reventaron cuetones. El 1, el 2, el 3 y el 4 de Noviembre hay vacación. Los pájaros están comiendo las semillas y plantitas nuevas. El 28 octubre trajeron carbón y antes leña. El papá esperaba todos los días cartas. Todos los niños y yo los saludamos y besamos y el papá le manda muchos saludos.


Su hijo Alfredo.

 

Cuando vi hace un tiempo esta carta, lo primero que pensé fue qué tan distinto era el niño que la escribió de los niños de ahora. ¿De qué habla este niño en su carta? ¿Cuáles son las experiencias que relata? ¿Cuánto llegamos a conocer de su mundo en estos breves párrafos? Lo que yo veo es un niño hablando de la vida misma, de su experiencia con el mundo. ¿Sería alguien hoy capaz de encontrar un niño (y hasta un adulto) que se percate cuando “los pájaros están comiendo las semillas y plantitas nuevas”? ¿Un niño que sepa que los mariscos serán guardados para el invierno, que sepa qué significa esquilón…?



Y es que el mundo siempre está ahí, a plena disposición, pero nos hemos incapacitado a nosotros mismos para tomarlo. Y no me refiero al mundo solo como un planeta, como una naturaleza, sino también como una lugar de eventos, de vida en familia, de situaciones sociales, de contemplación de objetos, lugares y personas. El mundo como el lugar donde la vida ocurre en verdad. El mundo, como el lugar en donde está lo que necesitamos para estar bien.


Tal vez lo que más nos aleja de este mundo son las pantallas. Deberíamos tratar de alejar a nuestros hijos de ellas, traerlos de regreso. Drásticamente, categóricamente. Que aprendan, como ustedes lo hicieron, a jugar y a conocer el mundo que los rodea y que lleguen a ser capaces de percatarse de que los pájaros están comiendo los brotes nuevos. El esfuerzo detrás de ello es enorme, porque nada como “Angry Birds” para que se queden tranquilos, callados. Mejor que el Aradix y el Concerta para el niño con “Déficit Atencional”. Emboba a cualquiera, aliena a cualquiera. Y es que vivir alienados, es el malestar más grande que sufre hoy nuestra cultura.


Lo que haga cada adulto es decisión suya, pero el niño está en su posición para ser formado. Y por avanzado que sea un dispositivo o entretenido un programa de televisión ¿no tendrá siempre la vida real mucho más que entregar? Recuerden su propia infancia, jugando en las plazas, en los barrios, su vida de familia, su relación con sus padres, con sus vecinos, sus juegos solitarios en la casa, sin nada que ver en la tele, sin computador, sin celular. Hay una riqueza de esos recuerdos. ¿Podrá un iPad dejar un recuerdo y una sensación así? Ese modo de vivir la vida ya no se usa. Es loco decirlo, pero ya no se vive en la tierra, se vive online. Y la vida online es una mala vida. No deja recuerdos. No deja nada.



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